Cada vez son más habituales y con una amplia variedad en el mercado, tanto de marcas como de precios.
La polémica de estos detectores, se centra en su eficacia, la cual ha sido discutida desde su lanzamiento, pero cada vez es mayor. Eso sí, su vida útil se estima en unos cuatro o cinco años, y su buena ubicación es fundamental para un correcto funcionamiento.
El detector de CO lleva equipado un sensor que, en cuanto detecta una concentración concreta de CO, la alarma del detector salta. En el mercado podemos encontrar modelos muy avanzados que además de emitir una alarma, son capaces de cortar la emisión de gas. Algunos modelos, además detectan otros gases como propano, gas natural, butano…
Para un correcto funcionamiento, este tipo de detectores deben colocarse en el techo o como mínimo a un metro y medio del suelo. Además no deben estar fuera de la vivienda ni colocarse en lugares cerrados como armarios, despensas o trasteros; ni encima de zonas húmedas como el fregadero, la cocina…etc. Los lugares con ventilación o corrientes de aire también alteraran su funcionamiento. Hay que recordar también, que no deben estar expuestos a menos de 5ºC ni por encima de 40ºC.
Un consejo útil, es asegurarse cada cierto que nuestro detector sigue siendo fiable y funciona correctamente. Por nuestra seguridad.
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